miércoles, marzo 25, 2020

Seis pies bajo tierra

Creo que el infierno debe ser muy frío. La mayoría se lo imagina hirviendo. El mismo Boticcelli tiene gente quemándose, vociferando gritos de dolor y arrepentimiento.

Yo no creo en el infierno.

Pero de existir, sería helado y silencioso.

Y el arrepentimiento hablaría en siseos confundidos de quién no supo qué ni cómo decir. Que no supo cuándo sí persistir.

El infierno sería una caverna de reflejos indiferentes, con miradas de reproche, que al volver a verlas, suspirarían pasivas.



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