martes, marzo 31, 2020
miércoles, marzo 25, 2020
Seis pies bajo tierra
Creo que el infierno debe ser muy frío. La mayoría se lo imagina hirviendo. El mismo Boticcelli tiene gente quemándose, vociferando gritos de dolor y arrepentimiento.
Yo no creo en el infierno.
Pero de existir, sería helado y silencioso.
Y el arrepentimiento hablaría en siseos confundidos de quién no supo qué ni cómo decir. Que no supo cuándo sí persistir.
El infierno sería una caverna de reflejos indiferentes, con miradas de reproche, que al volver a verlas, suspirarían pasivas.
sábado, marzo 21, 2020
La ejecución de la ira
jueves, enero 30, 2020
Música
Un poco de sentido en esta disonancia permanente. El zumbido que no dejaba de retumbar, se aleja acallado.
El dolor empieza a cobrar forma y ya no es un balín dentro del pecho. Se disuelve y alcanza su verdadera extensión. Es líquido y semihumano, líquido e inanimado. Una forma extraña de convertir el sonido de notas que chocaban entre sí.
El dolor tiene una forma que se mueve en una frecuencia que puedo entender. Hace el ruidito triste de una tonada destinada a consumirse hasta que deje de quemar, hasta que el dolor líquido se evapore y no sea más que un recuerdo confuso, escrito en una partitura silenciosa al fin.