Don Antonio miró su sombra preocupado. Hace tiempo que no tenía forma humana, pero recién hoy pareció notarlo. ¿Un arce o un fresno? Medianamente siempre lo supo. "Eres de madera como tus árboles". Don Antonio insistió en mirar su sombra. "Alguna vez fui un hombre, alguna fui uno de verdad" respondió a nadie sin dejar de mirarla.
lunes, abril 28, 2014
martes, abril 08, 2014
Cacería diaria
Sus
piernas se movían por instinto y porfía, mientras sus pulmones le devolvían el
aire más hiriente de lo que entraba, como si respirara una especie de vidrio
frío y mojado que le quemaba la garganta, ridículamente seca. Tuvo que parar unos segundos. Sólo diez, se dijo, mientras contaba mentalmente, apoyado
en un muro que en realidad no conseguía distinguir muy bien.
Los
jadeos se intensificaron a su alrededor, amenazantes. Cinco segundos. Un muy
mal momento para descubrir que sus piernas ya no iban a querer moverse otra
vez. Tres. El pecho le ardía y sus oídos estaban tapados por el vapor helado, los sonidos le parecieron todos iguales. Uno. Sabía que descansar no era una
opción y lo había hecho. Uno. Ya no recordaba hacia donde había estado
corriendo. Uno. Sus pestañas le tapaban la vista, como si tuviera arañas en vez
de párpados. Uno. Huir zigzagueando por esos callejones ya no era más su
opción.
Quieto
muy quieto, dejó que el último segundo se deslizara entre sus labios y se quedó
inmóvil y frío, esperando que los perros lo olvidaran. Deseando que la niebla
se lo tragara a él también, junto con la pared tras su espalda. Y que los
perros para siempre lo olvidaran.
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